miércoles, 29 de febrero de 2012

Todos Somos Uno

¿Te preguntas por qué este mensaje llegó a tus manos?

Mis ojos son tus ojos. Sentimos en un mismo corazón.
Respiramos al unísono la magia del universo. Amamos con idéntica pasión.
Nuestra sangre brota desde la misma vertiente.
Vengo en tu búsqueda para reencontrarme en la luz.
Nuestra danza multiplicará la vibración del amor.

Más allá de la ilusión, somos Uno.

El discurso ensordecedor y uniforme de los dormidos anuló mi capacidad de vuelo.
Ató mis alas con palabras sin alma. Te percibí distante.
La mente social me convenció de que sólo los locos escuchan al corazón.
De manera imperceptible, levantaron muros para que creciera la indiferencia y germinara la desconfianza.
Amparados en cuestiones de raza, sexo o religión, me obligaron a mirarte como si fueses un extraño.

¿Fue así como sucedió? ¿Acaso soy una víctima?

Ilusión, así se llama este juego. Me vivencié como si fuese otro para poder conocerme.
Necesité fragmentarme para sentirme.
Me costó comprender que si te dañaba me dañaba.
Verme en otros piés me hizo suponer que éramos distintos.

La distancia entre los cuerpos ayudó a generar esa falsa percepción de separación.
Me hablé con otras palabras. Me odié y amé sin saberlo.
En boca de ese otro yo, mi voz sonó ajena, poco familiar.
Incluso creí que esas lágrimas que corrían por tu rostro nada tenían que ver con mi vida.

¡Ilusión! Necesito escribirme, por eso te escribo.
Llegó el momento de despertar a cada una de mis partes.
Ese que hoy mata soy yo. Ese que hoy roba soy yo. Ese que sufre soy yo.
También soy ese que sonríe, ese que celebra y también el que agradece.
Necesito alinear mi esencia. Quiero danzar y vivir en armonía.
Cerrar los ojos.
Sentirme.
Recordar.

Más allá de la ilusión, somos Uno.

(Julio a. Pagano)

lunes, 27 de febrero de 2012

Un niño puede enseñar...


Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquéllo que desea.
Paulo Coelho.

domingo, 26 de febrero de 2012

Taller Mandala y Nuestro Niño Interior


A veces nos invade una sensación de tristeza que no logramos controlar.

Percibimos que el instante mágico de aquel día pasó y que nada hicimos. Entonces la vida esconde su magia y su arte.

Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz. Ese niño que fuimos un día continúa presente.

Bienaventurados los pequeños, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.

Existen muchas maneras de suicidarse. Los que tratan de matar el cuerpo ofenden la ley de Dios. Los que tratan de matar el alma

también ofenden la ley de Dios, aunque su crimen sea menos visible a los ojos del hombre.

Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por causa de él. No dejemos que sufra miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.

Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente a otro.

Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados, aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.

Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios. Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar.

Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida...
Paulo Coelho.

viernes, 24 de febrero de 2012

♥ La Curacion del Cuerpo a traves del Alma ♥ (De Libro "Anatomia del Espiritu - Dios esté en mi cabeza, y en mi entendimiento, Caroline Myss)

Dios esté en mis ojos y en mi mirada,
Dios esté en mí boca y en mis palabras,
Dios esté en mi lengua y en mi gusto,
Dios esté en mis labios y en mi saludo.
Dios esté en mi nariz y en mí olfato y mi inspiración,
Dios esté en mis oídos y en mi audición,
Dios esté en mi cuello y en mi humildad,
Dios esté en mis hombros y en mi porte,
Dios esté en mi espalda y en mi postura.
Dios esté en mis brazos y en mi dar y recibir,
Dios esté en mis manos y en mi trabajo,
Dios esté en mis piernas y en mi caminar,
Dios esté en mis pies y en mí firme conexión,
Dios esté en mis articulaciones y en mis relaciones.
Dios esté en mis entrañas y en mis sentimientos,
Dios esté en mis intestinos y en mi perdonar,
Dios esté en mi talle y en mis movimientos,
Dios esté en mis pulmones y en mi respiración,
Dios esté en mi corazón y en mis afectos.
Dios esté en mi piel y en mi tacto y mis caricias,
Dios esté en mi carne y en mis penas y suspiros,
Dios esté en mi sangre y en mi vivir,
Dios esté en mis huesos y en mi morir,
Dios esté en mi final y en mi revivir.

Texto ampliado de la oración tradicional del reverendo Jim COTTER, que aparece en su libro Prayer at Night.